domingo, 29 de diciembre de 2013

Tiempo de Balance

¿...tiempo de balance?

Palabras reiteradas, pretenden significar tanto,
terminan no diciendo mucho.

Tiempo es sólo eso; tiempo.
Puede ser de balance, puede ser de proyectos,
pero es sólo eso; tiempo.
Tiempo de alegrías o tiempo de tristezas,
pero sólo eso; tiempo.

Pero “sólo eso; tiempo”, no es poca cosa.
Es el milagro de la vida.
La vida, es solo un momento en el tiempo.

Balances, proyectos, alegrías y tristezas,
no siempre dependen de nosotros mismos;
pero el espacio y el valor que les asignemos,
en nuestra Vida-Tiempo; siempre será decisión nuestra.

Tal vez hoy sea tiempo de decidir,
como lo fue ayer, como lo será mañana.
Tal vez sea tiempo de decidir que hacer,
y no; hacer que los demás decidan por nosotros.

Entonces, si hoy es nuestro tiempo de decisión;
deseo a todos que puedan decidir...

Estar rodeados por los afectos.
Construir un futuro en paz.
Trabajar por el prójimo.
Intentar ser mejores cada día.
Aprender de la sencillez y la humildad del que mas necesita.
Renunciar a cuanto empaña la grandeza.



No se trata de ocupar espacios, sino de ocupar bien el tiempo.

Felicidades, paz y buen tiempo!



miércoles, 27 de noviembre de 2013

De odio racial y otras yerbas

Nombrar a una persona “negro” en muchos lugares de la Argentina, es hoy una forma despectiva de referirse a alguien, con una extensa y variada connotación pero en todos los casos con una alta carga negativa, discriminatoria. Frigerio 2009.  “Luis D´Elia y los negros: Identificaciones raciales y de clase en sectores populares” Claroscuro 8; p. 2.
En principio es una forma de segregación social que se utiliza  hacia personas o grupos de personas (“los negros), pero tiene también otras interpretaciones posibles, siempre en sentido negativo y  hacen referencia a aspectos culturales, sociales, educativos, estéticos, espaciales y morales; tales referencias pueden encontrarse generalizadas en el uso del término “negro”, o bien especificadas y en este caso acompañadas de una interminable lista de adjetivos tales como “cabeza”, “bruto”, “villero”, “provinciano”, “vago”, “ladrón o ladri”, y otros tantos que pueden abarcar otras connotaciones tales como la sexualidad, la higiene, etc.
No obstante esta primera y muy actual utilización de la denominación “negro”; ya sin comillas, negro hace referencia a cuestiones raciales aunque, al no ser su uso habitual en Argentina, muchas veces para hacer referencia justamente a la utilización que se le está dando, se habla de negro-negro, o negro-mota. Frigerio 2006. “”Negros” y “Blancos” en Buenos Aires: Repensando nuestras categorías raciales” En: Temas de Patrimonio Cultural. P. 84
Ya desde esta disposición racial del término, podemos entender que esta denominación tiene diferentes significados en diferentes lugares o contextos.
Esto tendría relación con la significación del nosotros que se buscó enfatizar, al nombrar al otro como negro. En el caso de Argentina lo que se buscó fue “blanquear” a la sociedad, como forma de invisibilizar al negro y a las connotaciones negativas que de la negritud se tuvo, durante el proceso de  conformación del estereotipo nacional, proceso en el cual con la negación o minimización de la presencia de los negros en la conformación histórica de la argentinidad, se fueron invisibilizando los atributos negativos asociados a los negros, la esclavitud, el sometimiento, la desposesión absoluta.

 En este sentido la desposesión, la esclavitud y el sometimiento funcionan como un mecanismo de unificación sobre aquellos que,  de una u otra manera han sido víctimas históricas de la segregación y el despojo, no sólo material, sino cultural e histórico; y termina siendo un motivo de identificación; identidad que está basada en una experiencia histórica de discriminación; paradójicamente esta forma de discriminación racial basada en la desposesión absoluta, funciona también como una identidad que además de visibilizar las similitudes y concurrencias históricas de los desposeídos, muestra al otro,  al otro no-negro, al otro no-desposeído, reafirmando así, la actualidad, la contemporaneidad y vigencia de esa identidad, desde la cual se puede abrigar la esperanza de recorrer el camino en búsqueda de la historia real de aquellos y estos desposeídos, y re-construir todo lo aún posible de cuanto la historia oficial se encargó de ocultar.
Es en esta dimensión del análisis donde la raza funciona como signo y huella, ya que “es indicio de la posibilidad de una memoria que podrá guiarnos de vuelta a la recuperación de viejos saberes, de soluciones olvidadas, en un mundo en que ni la economía ni la justicia son ya viables. “Segato 2007; “La Nación y sus otros. Raza, etnicidad y diversidad religiosa en tiempos de Políticas de la Identidad. p 24.
No obstante esta “oportunidad” que hoy se nos brinda, la autora advierte que, en todo caso no hay que dejar de tener presente que raza en este sentido es efecto y no causa, es el resultado de una construcción social histórica en y de  los pueblos conquistados y colonizados, durante la cual  raza fue la forma de nombrar y clasificar las diferencias, y que no tuvo ni tiene otra finalidad que la del sometimiento.
Vale también a partir de esta posición remarcar que, en otras latitudes del continente, negro tiene también diferente significación, producto de que la construcción de la alteridad y del estereotipo nacional, fue diferente en cuanto al espacio y el rol que al negro le cupo en esa construcción; sin que esto implique de modo alguno que, el fin último no fuese el ocultamiento, de todo lo que pudo haberse considerado como un rasgo positivo de su presencia a lo largo de las “historias nacionales”. Esas historias a las que Segato engloba en el concepto de formaciones nacionales de alteridad,  esa alteridad que no pre existía a la mirada, lo exótico de los otros, no está en ellos, sino en la mirada que lo exotiza, que lo “vuelve” exótico; esas miradas, y sobre todo los registros históricos de esas miradas, fueron productos de la elites,  no son otra cosa que una construcción, concebida por las clases dominantes, a través de sus “historias oficiales” y reproducida a través de generaciones con toda la potencia del Estado, y desde allí, por la cultura, las artes, y las relaciones de la sociedad toda.


Asimismo, estas formaciones nacionales de alteridad a las que refiere Segato,  son dinámicas y por tanto, pueden ser entendidas en términos de una alteridad abarcativa, que engloba diferentes dimensiones del “otro”, dimensiones que a través de esa construcción histórica pueden variar, supliéndose y/o complementándose unas con otras en una relación dialéctica, y manifestarse en la raza, la clase, la religión, la etnia, la cultura. Así, lo que en un momento del proceso fue menosprecio y odio racial, deviene en otras variantes de menosprecio y odio. Grimson 2011; p. 64

martes, 26 de noviembre de 2013

Cultura e identidad. Diferencias y Concurrencias en un caso concreto.

El martes 2 de abril de 2013, pasó sobre la ciudad de Buenos Aires y el área metropolitana una tormenta de gran magnitud, con la particularidad de que produjo fuertes precipitaciones en volumen de agua caída y en un breve lapso de tiempo, fenómeno que provocó la inundación de buena parte de la superficie de la ciudad y de áreas del conurbano bonaerense. Horas mas tarde el fenómeno meteorológico se trasladó con mayor intensidad a la ciudad de La Plata y zonas aledañas, causando mayores y mas lamentables daños.
Este episodio, de alguna manera generó que, en un determinado territorio de la ciudad de Buenos Aires, el sudoeste de la ciudad, en el espacio que ocupan las comunas 8, 9 y parte de la 10; donde conviven personas y grupos con diferentes culturas, es decir prácticas, creencias, valores, significados y pertenencias nacionales, diversidad situada que, de acuerdo a la propuesta de Grimson  remiten al concepto de Configuración Cultural; sin que ésta anule o suprima las diferencias entre unos grupos y otros, si es que esas diferencias, son diferencias culturales; se inicie el desarrollo de una nueva experiencia.
En el territorio mencionado, habitado por los grupos a los que hice referencia, lo que aparece después de la inundación, es una identidad; la de habitante de una cuenca, la cuenca del Arroyo Cildáñez; que en relación a las otras cuencas tiene algunas particularidades: a) es el único arroyo de la ciudad que aún mantiene parte de su curso a cielo abierto; b) se sitúa en la región de menor inversión de obra pública de la ciudad y c) es una cuenca invisibilizada en relación a las del Arroyo Maldonado, el Arroyo Medrano y el Arroyo Vega; situadas en el centro y el norte de la ciudad.
El “¿por qué?” de este caso, y no de otro en el cual presentar un ejemplo de cultura y otro de identidad, para mostrar sus diferencias; es que entiendo que este caso, en el cual se describe el proceso de formación de una determinada identidad en un contexto particular, se pueden apreciar las diferencias, pero también la prexistencia de expresiones de cultura, a la de identidad  aquí planteada, y fundamentalmente lo que pretendo  señalar, en relación a algunas de las varias consideraciones teóricas del texto de Grimson, es que hay una correspondencia entre una y otra.
Estas correspondencias, ya que entiendo pueden ser mas de una, podrían verse por ejemplo en el sentido de que la apelación a esa identidad después del episodio, no surge de manera espontánea, de la totalidad de las personas que luego se integran, ni en toda la superficie del territorio en cuestión; la apelación, es a una construcción identitaria, y es hecha por un grupo, podría decir un pequeño grupo en relación a la cantidad de personas que hoy se identifican como habitante de la cuenca, y que lo hacen desde sí, y eso incluye también desde su cultura, aunque esta correspondencia no sea “permanente y sistemática, entre identificación y cultura”. Grimson 2011; p.155.
Evidentemente, y justamente, por la falta de permanencia, en este caso particular, donde la identidad se construye y se asume a partir de un determinado interés, podría esta identidad consolidarse y permanecer como una construcción colectiva, con la cual se han podido abordar soluciones concretas a diferentes temáticas, y ser “sostenida” para afrontar nuevos contextos, o bien podría desaparecer, o superarse en una nueva identidad; y esto, sin perjuicio de que culturas que le dieron forma, desarrollo y sustento, puedan continuar manifestándose; aunque entiendo que no sería una “manifestación” exacta de lo que fue, sino una manifestación ahora atravesada por el proceso identitario.
Otra forma de relación entre cultura e identidad, y siempre hablando del ejemplo presentado, es que la identidad que se construye, se utiliza para poner en tensión diferentes intereses, muchos de los cuales han sido naturalizados en prácticas y creencias que adoptan “formas culturales” de enfrentar determinados conflictos, que además son alentadas desde el poder político,  como que ante una inundación, los afectados respondan culturalmente a través de los canales institucionales establecidos,  por ejemplo la queja, el pedido de indemnización, la solicitud de subsidio o apoyo social, y otros mecanismos institucionalizados de la burocracia que, una vez abierto el expediente correspondiente, naturalizan que el problema pasa a ser, el avance del expediente, y la resolución al mismo, invisibilizando así, ocultando el verdadero problema, la inundación y sus consecuencias,  por falta de planificación, mantenimiento e inversión en obra pública. Esta situación puntual me parece importante remarcarla, ya que el proceso de construcción identitaria se da al tiempo que se desnaturalizan sentidos estatales; situación en la cual el autor advierte, los cientistas sociales no deberían incorporar dichos sentidos a sus prácticas. Grimson 2011; p. 196
Desde este ángulo,  y en este caso, la identidad, la identificación de pertenencia a un grupo, juega además, el papel de asumir la construcción de “nuevas formas” de cuestionar la “cultura oficial”, dejando de lado la queja para dar espacio a la participación colectiva en políticas públicas, interpelando a los organismos específicos del poder político y a otras organizaciones de la sociedad, a integrarse en la búsqueda de la solución real de los problemas pues, “los grupos pueden identificarse públicamente de cierto modo (y no de otros) para presentar sus demandas; y porque el conflicto social (que es inherente a toda configuración) se despliega en ciertas modalidades mientras en otras permanece obturado.” Grimson 2011; p. 173.

A manera de conclusión  de este punto se podría  decir que  las pertenencias identitarias no son definidas principalmente por el territorio, o por una cultura, sino por una pertenencia común, esta pertenencia, puede ser de adopción  a un conjunto de valores. El concepto de identidad, alude precisamente a que los actores sociales, en el marco de la realidad cotidiana, disponen siempre de cierto margen de maniobra para adoptar su pertenencia identitaria. 


Las pertenencias (adopciones)  identitarias no son “naturales”, son producto de incesantes procesos de construcción, en los cuales se articulan la igualdad y la diferencia; para la propia identificación,  y en la relación con los otros, e implica lo que el sujeto toma de su realidad, como modo de adopción de una identidad colectiva. Ya no es la nacionalidad o la cultura, en este caso, lo que determina la identidad de un sujeto;  sino como se posiciona en relación a otros sujetos o al resto de la comunidad, esgrimiendo sus condiciones objetivas; su condición de inundado, con prácticas propias de esta identidad, y no de otras.

De manera que las identidades sociales son construcciones que se encuentran sujetas a la dinámica de las relaciones sociales en las que se inscriben,  y son construidas por los actores sociales a partir de enfatizar algunos rasgos.

lunes, 4 de noviembre de 2013

Una Experiencia Participativa de Transformación Política y Social

R.I.I.C. - Red Intercomunal Cuenca Cildañez, la experiencia que, a partir de las últimas inudaciones en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, se gestó con la movilización y participación popular, en un intento transformador de la realidad.

Su génesis y su actualidad en imágnes.


lunes, 21 de octubre de 2013

Cuando la Cultura y la Educación, no igualan, y reproducen la desigualdad

Reseña

Los Herederos - Los Estudiantes y la Cultura
Capítulos 1 – 2 – 3 y Conclusión

Pierre Bourdieu – Jean-Claude Passeron

El texto de  1964 está contextualizado en Francia y  enfocado hacia la percepción de la cultura o el conocimiento en la década del ´60;  en el que en  un trabajo de investigación empírica, los autores proponen reflexiones teóricas a partir de los datos y resultados de la investigación; sobre el sistema universitario, y su relación con la creencia de que sirve a la movilidad social ascendente.

En el Capítulo La Elección de los Elegidos, afirman ya en la elección del título que lo que abordan es un proceso en el cual ya hay manifiestas diferencias entre los estudiantes y sus posibilidades de ingresar al sistema universitario, desde el inicio mismo de ese proceso; que a partir de los datos empíricos, reafirman este concepto de desigualdad, en que por ejemplo y de manera general dan cifras en las que se ven reflejadas las posibilidades de ingreso de un joven proveniente de las clases altas, en 80 veces mayores a las de alguien que proviene de una clase asalariada rural, y 40 veces superiores a los de un joven que provenga de un hogar obrero.

De esta manera, desde el inicio del trabajo, los autores remarcan que; lejos de la creencia de que la cultura y el acceso a la universidad son vehículos de movilidad social ascendente; son mecanismos que reafirman y reproducen las desigualdades sociales.

Desde otra perspectiva, Pierre Bourdieu y J.Claude Passaron, marcan posición en relación a esta última temática; presentando al culturalismo como una dimensión diferente al economicismos como factor determinante de las desigualdades sociales; no oponiendo un enfoque al otro sino presentándolos como factores concomitantes; por lo que expresan una crítica al economicismo en tanto sostienen algunos autores de que es fenómeno determinante.

Puesto así, se puede entender que hay una propuesta hacia la reflexión de las diferentes dimensiones de lo económico y lo cultural y sobre todo, a las relaciones entre uno y otro campo.

Ponen en juego también los autores, la noción de origen social, que se puede utilizar como una categoría analítica para establecer diferencias entre los estudiantes y; siendo así, abriría también la perspectiva de ver al conjunto de los estudiantes de Francia, no como un grupo homogéneo,  monolítico, es decir como “estudiantado” sin diferencias entre sí, y obliga a una mirada de los estudiantes, en sus similitudes pero también en sus diferencias, y entienden que el origen social es el factor principal de diferenciación entre los estudiantes; por encima incluso de otros factores como el origen geográfico, o religioso; pasando también por otro tipo de diferencias que tienen que ver con lo ideológico; aunque en este punto mencionan que está muy ligado al factor religioso, fundamentalmente entre los estudiantes católicos y no católicos.

Concluyen en este punto en que “De todos los factores de diferenciación, el origen social es sin duda el que ejerce mayor influencia sobre el medio estudiantil, mayor en todo caso que el sexo y la edad y sobre todo mas que tal o cual factor claramente percibido, la filiación religiosa, por ejemplo”. (p.23)

Determinado el origen social como el principal factor de diferenciación entre los estudiantes, los autores se proponen mostrar como se manifiesta este origen social en la vida académica de los estudiantes; en primer término en las barreras de entrada que el origen social impone a los aspirantes a ingresar a la universidad; en segundo término, en que los estudiantes de sectores mas humildes tienen un promedio de retraso mayor que los provenientes de estamentos mas altos de la sociedad, en relación a los “programas ideales” de estudio, esto remite a que hay diferencias en los desempeños académicos de los estudiantes según las distintas clases sociales, con esto los autores pueden relacionar Desempeño Académico – Origen Social.

Los autores hacen referencia a la “Ideología del Don”, en la que encuentran uno de los factores de reproducción de las diferencias culturales mas importantes, naturalizando desigualdades propias de la condición social y su consecuencia cultural en aspectos propios de la naturaleza de los individuos.

Asimismo se refieren a la “Ideología carismática” como parte de la naturalización de las desigualdades sociales y vinculan ambas como una suerte de relación en la que “juegan” alumnos de clases sociales mas altas con determinados profesores que, en la misma lógica del don, se ven asimismos dentro del sistema educativo como un fin, mas que como un medio para apoyar el aprendizaje de los estudiantes.

El planteo teórico es también que desde la institución hay una lógica de individualismo en los estudiantes que se refleja en una competencia individual, la cual mas allá de las prácticas en común que puedan tener, no permite hablar de un colectivo homogéneo del estudiantado. Esto también se proyecta a través de los estudiantes, en tanto futuros profesionales, docentes, especialistas; en que la universidad también es funcional a la lógica mas general del sistema; que prioriza y realza el individualismo por sobre el conjunto.

Con este análisis concluyen en que el sistema que, se basa en la igualdad formal de todos los estudiantes, no puede reconocer otras desigualdades que aquellas que se pueden adjudicar a dones o talentos en el plano individual.

Finalmente los autores proponen una suerte de propuesta en la intención de tomar la realidad planteada con el objetivo de una transformación deseable, no obstante esta propuesta no está mas que esbozada en términos generales, sin una argumentación de base sólida ni propuestas de metodología de aplicación; teniendo en cuenta que, como los propios autores definen no es un problema del campo de la cultura, ni de la educación en general o de la educación universitaria en particular; ellos mismo han argumentado que es funcional a la reproducción mas general del sistema, por cuanto abordar una transformación implicaría cuanto menos la discusión teórica y metodológica necesaria para poder llevarla adelante; pero aún y resaltado este punto, introducen la idea de buscar alternativas que “…serían un progreso en el sentido de la equidad…” (p.113), incorporando la idea de equidad en contraposición a la de igualdad, entendida en el sentido formal que, garantiza y reproduce las desigualdades sociales.


Luego cierran esta idea observando que, no tendría mayores efectos una democratización real de la enseñanza, si no se cuenta con un sistema pedagógico racional que se plantee atacar  desde el jardín de infantes hasta la universidad, las causas que favorecen la desigualdad social y su correlato cultural.

sábado, 5 de octubre de 2013

Desnaturalizar Relaciones

Reseña -El Capital – Crítica de la Economía Política 
Libro I – El proceso de Producción de Capital
Capítulo I – La Mercancía

Karl Marx (1867)

Karl Marx (1818-1883) escribe El Capital, cuyo su primer libro, editado en 1867 es el único que escribe solo, ya que los libros II y III; fueron escritos en conjunto con Friedrich Engels (1820 -1895); y en el que se propone hacer una crítica de la economía política tal como expresa en el propio título.

Pone en discusión no son los aspectos puramente económicos del capitalismo y sus relaciones de producción, sino el ocultamiento que, a través de la economía política se hace de esas relaciones de producción y, fundamentalmente, lo que en ellas está naturalizado, las relaciones de explotación del hombre por el hombre; de una minoría capitalista a una inmensa mayoría asalariada, proletaria; de las relaciones de poder y de las formas que esas relaciones adquieren en la sociedad burguesa.

Propone abordar esa crítica con un método, analizar la forma mínima de expresión del modo de producción capitalista, que identifica en la mercancía, y que define como la forma en que se materializa el resultado de esa relación de producción.

Con este propósito establece conceptos o categorías analíticas que permitan comprender y desnaturalizar las relaciones que están ocultas en las mercancías; y comienza con valor de uso haciendo mención general a las necesidades humanas, independientemente del tipo que éstas sean, el proceso de satisfacción de esas necesidades y concluyendo que “La utilidad de una cosa hace de ella un valor de uso” (pag. 44), sirviéndose para esta definición de una obra de John Locke de 1691.

No obstante resalta otro aspecto, advierte que el valor de uso se efectiviza únicamente en el uso o el consumo; y en ese proceso las mercancías son a la vez portadoras de un valor de cambio. Para ampliar este concepto remarca que el valor de cambio se presenta siempre como una relación cuantitativa, que está en permanente estado de modificación a través del tiempo y el espacio; y agrega que independientemente de la cantidad de valor de cambio que tenga una mercancía, siempre se presenta en relación a una cantidad de valor de cambio de otra mercancía.

De manera que, las mercancías en tanto valor de uso, siempre son diferentes en cuanto a calidad; mientras que en tanto valores de cambio, van a ser diferentes en cuanto a la cantidad.

En la consideración de que el valor de cambio es la forma de expresarse el valor en una mercancía; hace de este concepto a su vez un análisis de su conformación; análisis cuyo proceso pasas por extraer a la mercancía su valor de uso, y con ello se abstrae también el trabajo humano que la transformó para su uso, quedando simplemente una cantidad de trabajo abstracto; ese gasto de trabajo indiferenciado es el valor; y se manifiesta en la relación de intercambio de las mercancías, o en lo que define como valor de cambio.

Según Marx, el valor se mide por su magnitud, y esta es la cantidad de trabajo socialmente necesario, es decir lo que la sociedad “valida” como el tiempo de trabajo promedio necesario para la producción de una determinada mercancía; esa magnitud para Marx, tiene historicidad, es decir un contexto concreto y específico, que al variar, hará variar la magnitud de trabajo necesaria.

Al hacer esta definición Marx, no está presentando una visión específicamente económica de realidad, o una cuestión estrictamente política; lo que establece es una mirada conceptual abarcadora de múltiples aspectos en los que se presentan las relaciones en el capitalismo, es una mirada sociológica; y de la cual surge también que la fuerza de trabajo, es en el capitalismo una mercancía mas; la cual como tal debe tener un valor de uso, y ese valor de uso es generar mas valor y plus valor.

Otro concepto que introduce en el análisis es el de las fuerzas productivas que, al estar condicionadas por su historicidad, hacen que variando las condiciones de producción con la misma magnitud de trabajo, se obtengan diferentes resultados; de manera que la magnitud de trabajo necesaria para mantener resultados en la producción en contextos donde las fuerzas productivas decrecen, será mayor.

En el progreso del análisis Marx parte de la unidad mercancía, y a través de un proceso de desocultamiento de las relaciones de producción, demuestra los aspectos mas generales de la sociedad burguesa y el capitalismo, y luego vuelve al análisis de la unidad mercancía, a la que ya analiza desde una perspectiva completamente diferente que en su inicio; para seguir profundizando la desnaturalización y llegar a nuevos rasgos en ella naturalizada; y así introduce nuevos conceptos como forma simple o singular de valor, en el desarrollo del cual presenta a su vez el de la forma relativa de valor y forma equivalente de valor, de la cuales hace una detallada caracterización y definición.

El otro concepto que introduce respecto  a las formas de valor, es el de forma total o desplegada de valor; para cuyo análisis vuelo a presentar categorías analíticas, entre ellas: forma relativa de valor desplegada, forma particular de equivalente, y a partir de este análisis propone como una forma inacabada a la forma total o desplegada de valor hasta llegar a la forma general de valor.

Del continuo proceso de establecer relaciones, llega a la transición de la forma general de valor a la forma de dinero; que define como la mercancía de forma equivalente general, de la cual el oro en una mas de esas mercancías al igual que otras y que poco a poco pasó de ser un equivalente singular, pasó a ser un equivalente general, con lo cual “solo  a partir del momento en que ya se ha convertido en tal mercancía dineraria; …..la forma general de valor llega a convertirse en forma de dinero”. (pag. 86)

Avanzado ya en el análisis de lo que está “naturalizado” en la mercancía, entiende que respecto a su valor de uso, la mercancía parece una cosa simple, que no presente mayor dificultad o complejidad para su comprensión; “pero no bien entra en escena como mercancía, se trasmuta en cosa sensorialmente incomprensible”. (pag. 87)

En la pregunta sobre de donde proviene el carácter fetichista de la mercancía y su secreto, Marx propone que, del análisis previo de mercancía surge que la forma de relación entre los hombres, adquieren una forma de relación entre cosas.

De esta forma, los hombres al equiparar mercancías entre sí, están equiparando recíprocamente sus trabajos, que son específicos y diferentes; pero lo están comparando como trabajo humano en tanto mercancía.

Finalmente desarrolla una serie de supuestos a los que da respuesta con la argumentación que surge del análisis hecho respecto de las mercancías y, concluye en que esta forma mística en que se presentan las mercancías solo será pasible de ser aclarada en procesos de producción integrados por hombres libremente asociados que sometan el propio proceso productivo a una permanente planificación y control; cuya base material de desarrollo será producto de una evolución.

jueves, 3 de octubre de 2013

Gramsci y las Historietas Mafalda - La construcción de sentido contra hegemónico

Carlos Eduardo Rebuá Oliveira

Mestrando do Programa de Pós-Graduação em Educação da UERJ (Proped)


Bolsista do Conselho Nacional de Desenvolvimento Científico e Tecnológico (CNPq)

Traducción: Jorge Vázquez



Resumen

A pesar de la reciente proliferación de trabajos acerca de las historietas y su relación con la educación, estudiarlas en las aulas todavía representa una difícil tarea; no sólo por que la bibliografía académica es aún incipiente, sino sobre todo por la dificultad de discutir este tipo de lenguaje, sin incurrir en el mecanicismo, en el utilitarismo, o en otras palabras, abordar el estudio de las historietas encasillándolas en la categoría de “herramienta”, una especie de “as en la manga” del profesor.

Teniendo como base el concepto de hegemonía en Gramsci, sobre todo la noción contra hegemónica, buscamos analizar Mafalda, un obra del caricaturista argentino Quino, en la enseñanza de Historia, a partir de lo que llamamos “Crítica Mafaldiana” de los elementos característicos de la sociedad burguesa. Es objetivo fundamental de la investigación,  identificar en que medida es posible, a partir de la crítica “Mafaldiana”, construir , colectivamente, sentidos contra hegemónicos en las aulas.

En términos metodológicos, fueron seleccionadas dos tiras de Mafalda, presentes en la totalidad de la obra de Mafalda, con la intención de subsidiar las reflexiones aquí esbozadas. La restricción del espacio impidió el análisis de mayor cantidad de  tiras.

La hegemonía en Gramsci.

Si el concepto de hegemonía es uno de los mas difíciles de definir dentro del pensamiento marxista, habiendo sido interpretado como liderazgo y/o como dominio, será con Antonio Gramsci (1891 – 1937) que tal concepto alcanzará su pleno desarrollo como concepto marxista.

Considerado por muchos estudiosos de Gramsci, su concepto clave en su mayor contribución a la teoría marxista, la “hegemonía gramsciana” era aún un concepto poco desarrollado antes de que fuera privado de su libertad, por parte del Estado fascista, en 1926. De la concepción previa a la cárcel de hegemonía, como una estrategia de la clase obrera y un sistema de alianzas que los obreros deben llevar adelante, con el objeto de derribar al Estado burgués, Gramsci pasa a comprender la hegemonía, ya en sus anotaciones en la cárcel (que darían luego origen a su mayor obra, Los Cuadernos), como el modo por el cual la burguesía establece y mantiene su dominación (hegemonía con proyecto de clase). Analizando históricamente la Revolución Francesa y el Resurgimiento Italiano, Gramsci busca entender como se construye en estos países la llegada de la burguesía al poder y sobre todo, el mantenimiento de este poder, definiendo el Estado, a partir principalmente de Maquiavelo, como fuerza mas consentimiento, coerción mas consenso, sociedad política mas sociedad civil.

Gramsci amplía la teoría leninista del Estado, defendiendo que la hegemonía no se reduce a la fuerza económica y militar, sino que resulta de un batallar constante por la conquista del consenso en el conjunto de la sociedad (grupos subalternos y grupos aliados). Según el pensador sardo, la hegemonía corresponde al liderazgo cultural e ideológico de una clase, por sobre las demás, presuponiendo la capacidad de un bloque histórico (alianza de clases y fracciones de clases duradera y amplia) de dirigir moral y culturalmente, de forma sustentada, a toda la sociedad (Moraes, 2009, p.35). Por lo tanto, es imposible pensar la hegemonía sin pensar en la lucha de clases:

Hablar de hegemonía y contra hegemonía es pensar en los antagonismos entre las clases sociales que, a partir de su posición dominante o subalterna en el interior de la sociedad y del Estado de clases, ejercen, sufren y disputan permanentemente el poder. (Dantas, 2008, p.91)

Como categoría dinámica, la hegemonía presupone negociaciones, compromisos, renuncias por parte del grupo dirigente si se pretende hegemónico. La base material de la hegemonía es construida a partir de las concesiones y reformas, con las cuales se mantiene el liderazgo de una clase (o fracciones de clase) y por las cuales, otras clases (alidadas o subordinadas) ven sus reivindicaciones atendidas. Para Gramsci, la hegemonía no puede ser garantizada sin considerar las demandas mínimas de los “de abajo”, siendo fundamental para la clase dirigente saber ceder, saber realizar sacrificios en el intento de preservar este inestable equilibrio de fuerzas (Gramsci, 2002, vol. 3, p. 47).

No obstante, el comunista italiano reitera que estas cuestiones son siempre asimétricas, o sea, que existe un grupo que dirige y otros que son dirigidos, luego, la renuncia (concesiones) de la clase hegemónica no puede nunca permitir un desequilibrio en su relación con la clase subalterna, y menos aún, un desequilibrio a nivel estructural (Ibidem, pp. 47-48)

Un referente en el estudio de la hegemonía en Gramsci, Luciano Gruppi defiende que el marxista italiano presenta este concepto en toda su plenitud, o sea, “como algo que opera no sólo sobre la estructura económica y sobre la organización política de la sociedad, sino también sobre el modo de pensar, sobre la orientación ideológica e inclusive sobre el modo de conocimiento” (Gruppi 1978, p. 3).

En otras palabras, Gruppi destaca que la hegemonía sólo es posible si el liderazgo de una clase se da también en el plano de la superestructura (en una mirada marxista mas ortodoxa), si es un liderazgo cultural e ideológico que produce consenso y adhesión a su agenda. No basta la acción coercitiva si el objetivo es un dominio por completo, un dominio hegemónico.
Finalizando, es imprescindible puntualizar que las formas de hegemonía no son siempre las mismas, variando de acuerdo con la naturaleza de las fuerzas que la ejercen. (Moraes, op. Cit., p.36), y que la hegemonía nunca es “completa”, el poder de una clase nunca esta garantizado completamente. Y reafirmando lo que mencionamos anteriormente: es imposible desvincular la cuestión de la lucha de clases de la discusión hegemónica, algo bastante común hoy en día, en los diversos procesos de “domesticación” de Gramsci.

Mafalda y su banda

Creada en 1964 (inicialmente para una propaganda de una marca de electrodomésticos), Mafalda es el personaje de historietas, mas popular de Argentina y uno de los mas conocidos en el mundo. Su corta trayectoria va de 1964 a 1973, a través de tres publicaciones: Siete Días Ilustrados, Primera Plana y El Mundo.

Los interlocutores de Mafalda también representan personajes extremadamente ricos, como por ejemplo, Susanita, la “burguesita” graciosa, egoísta y peleadora, cuyo principal proyecto de vida es casarse y tener hijos; Felipe, el soñador de imaginación fértil, mostrado en las historietas, perezoso, tímido y al que no le gusta ir a la escuela; Manolito, el pequeño empresario de la banda, ambicioso, bruto, materialista y que sueña con ser dueño de una cadena de supermercados! Complementan la banda el simpático Miguelito, un filósofo vanidoso al extremo que desea el estrellato mas que todo; la pequeña Libertad, una miniatura de Mafalda, hija de hippies y entusiasta de las revoluciones; Guille, el hermano menor de Mafalda, quien frecuentemente la sorprende con sus ”transgresiones”; y los padres de Mafalda, típico matrimonio de clase media latinoamericana, pasivos, limitados intelectualmente y endeudados.

La filósofa de seis años invocada, utópica y cuestionadora de las injusticias del mundo, libertaria, politizada, fan de los Beatles y contraria a cualquier tipo de sopa, dialoga con diversas fajas etáreas y clases sociales, siendo bastante utilizada en libros didácticos, sean de Gramática, Historia, Geografía o Filosofía.

El personaje de Quino construyó su discurso, en gran parte de las historietas, de dos formas: 
a partir del cuestionamiento a los adultos (generalmente sus padres), en la intención de dirimir las dudas que le quitan el sueño, o en la interacción con los otros personajes, de la misma edad, buscando entender el mundo que los rodea (¿por qué, existen guerras? ¿por qué la madre trabaja en casa y el padre no?) a partir de las referencias de que disponen.

Obviamente Mafalda, no es una historieta infantil, sino que está dialogando directamente con un público mayoritariamente adolescente y adulto. De esta forma, el personaje de Quino oscila muchas veces entre la caracterización de una criatura típica, con todo lo que le puede ser atribuido (miedo, ingenuidad, dependencia de los padres), y una criatura excepcionalmente lúcida, crítica y profunda conocedora de la realidad en la cual está inserta, que discute de igual a igual con personas mayores, la mayoría de las veces colocándolas en posición de “jaque mate”.

Luego de ser consultado si es posible modificar algo a través del humor, Quino afirmó cierta vez: “No. Creo que no. Pero ayuda. Es aquel pequeño grano de arena con el cual contribuimos para que las cosas cambien”.  A pesar de la respuesta categórica, es un hecho que la obra de Quino contribuyó (y contribuye) bastante para la crítica del sentido común, para la politización a través del arte y, sobre todo, para una lectura de las décadas de 1960 y 1970 que, lejos de ser neutra o contemplativa, se posiciona y cuestiona en todo momento los hechos, las costumbres, a partir de la visión que Quino tiene del mundo, visión que, a pesar de no romper con la sociedad de clases, ni tampoco defender la supresión del capital, en muchas circunstancias posibilita lecturas contra hegemónicas de la realidad. Mas adelante retomaremos este punto.

La crítica "Mafaldiana"  a los elementos  característicos de la sociedad burguesa


(Tira 1 – La Democracia)

sábado, 28 de septiembre de 2013

Y el presente, se volvió futuro.

Salía de casa cada mañana, o tal vez algunas, pero; la distancia, la distancia que pone el tiempo hace que lo ocasional y maravilloso vuelva en el recuerdo, en la extraña paradoja de algo habitual, al tiempo  que extraordinario. Entonces, cada mañana (o algunas) al salir de casa me iba derechito al campito; el pasillo de casa era largo, larguísimo mirado desde mi escaso metro de estatura, y en el camino hasta la puerta, llegaba el grito desde adentro;

 - “Ojo al cruzar, y si se va la pelota a la Avenida, que la busquen los mas grandes”, era lo último audible de la frase antes del golpe de la puerta al cerrar.

La Avenida, era la General Paz, “la gene”; y los mas grandes, los que tenían que ir en lugar mío a buscar la pelota si se iba a la avenida, debían tener como 5 o 6 años, igual había otros mas grandes todavía.

200 metros y llegaba, pero había que ir corriendo para llegar mas rápido; había que llegar lo antes posible al campito, ahí estaba todo. Los Amigos.

En el campito estaba seguro, estaba confiado, no me podía pasar nada, estaban los amigos. ¿Qué podía pasar? Nada.

En el campito se podía hacer todo, no había nada que no se pudiese hacer, jugamos a la pelota, y éramos jugadores de la primera de Boca, o de la selección. No retorcíamos en una pirueta en el aire y caíamos de espalda en la tierra, pero resultaba ser la mejor “chilena” que se había visto en la historia; hacíamos goles de “palomita”, en ese intento de cabecear en el aire cuando en realidad estábamos en el suelo y a la pelota le pegábamos con la nariz; pero a la noche, cuando no acordábamos de esa jugada, el recuerdo era como flotando en el aire, suspendidos en el tiempo y dándole a la pelota con todo el parietal derecho de lleno. Nunca nadie había hecho algo así. ¡Qué Golazo!

Pasó el tiempo, lentamente rápido, y la seguridad y la confianza se trasladaron a otras cosas, de repente éramos grandes; grandes pibes que, en un país que recuperaba la esperanza, teníamos la responsabilidad de ser pibes grandes; los amigos se transformaron en compañeros y la seguridad y confianza en uno, se transformó en solidaridad. Una palabra nueva.

Duró poco, lloramos mucho, perdimos demasiado.

Seguimos como pudimos, pero todo el tiempo parecía que no podíamos seguir.

La alegría era una palabra para el uso individual, o mejor dicho uso compartido pero de carácter privado, de la vida de uno y la de los afectos; pero alegría colectiva;  sólo de a ratos; en esos 30 años que parecían que marcaban la forma de lo que iba ser siempre así.


Y un día el presente, tomó dimensión de futuro. 

Hermoso.

viernes, 27 de septiembre de 2013

La educación como construcción entre iguales, como construcción de la ética.

Entendemos que Sócrates hace una marcada distinción entre la mediación para llegar al conocimiento, a partir de los diálogos a los que hace referencia durante el juicio, y de los cuales acepta haber participado; en contraposición a la transmisión de la educación, señalando a los sofistas como mercaderes de estas prácticas. Evita no obstante juzgarlas como impropias en forma explícita, apelando a la ironía para emitir su juicio al respecto. “Pues cada uno de ellos, cuando va a cada una de las ciudades donde los jóvenes pueden recibir lecciones gratuitamente de sus conciudadanos, los convencen de que abandonen las lecciones de éstos y reciban las suyas, pagándoles dinero y quedándoles, además, reconocidos”. Platón. Apología de Sócrates. II – 19e – 20 a.
Sí, en cambio manifiesta explícitamente su valoración de la educación y del educador como mediación hacia el conocimiento, en un acto de diálogo entre pares, que entendemos se muestra en varios aspectos, a saber: primero al colocar en un plano de igualdad a quien quisiera dialogar, no reparando en edades ni condiciones económicas; en segundo lugar marcaba una igualdad, ya que lo que decía podía ser escuchado por los demás, si quisieran y no bajo un esquema de autoridad jerárquica; y en tercer lugar, en un aspecto fundamental, el de colocar al otro como un par en la construcción del conocimiento a través de las preguntas y el diálogo. “Yo en rigor, no he llegado a ser maestro de nadie. Si al realizar mi tarea alguien quería escuchar lo que yo decía, fuera joven o anciano, nadie jamás se lo impedía. Yo no dialogo cuando recibo dinero y me niego cuando no lo recibo, sino que de manera similar me ofrezco al rico y al pobre para que interroguen y para escuchar, si quieren, lo que yo digo al responder”. Platón. Apología de Sócrates. VI.b.

Encontramos que en esta distinción entre una y otra forma de educación, hay una definición explícita entre una acción de tipo terrenal, de la vida privada, de finitud  y de imperfección; a la que se opone una noción de la educación como una forma de conocer el bien, que se inicia con el conocimiento de sí mismo y a partir de allí de poder conocer el mundo, implicando en esta lógica que si se conoce el bien, por consecuencia se actúa bien; en el sentido de llegar al saber, al conocimiento; y es en ese proceso de buscar el bien en el conocimiento, donde el individuo se transforma asimismo.

Vemos en Platón de República, que en la educación muestra un proceso, que densifica el mero término. Lo plantea como proceso de aprendizaje y de transformación hacia el bien, hacia lo bello, y hacia lo verdadero. Es un proceso pedagógico, pero también es un proceso de construcción de la ética; como “…una tarea de nosotros, los fundadores de este Estado, la de obligar a los hombres de naturaleza mejor dotada a emprender el estudio que hemos dicho antes que era el supremo, contemplar el Bien y llevar a cabo aquel ascenso…” Platón. República VII. 519c.

Vemos esa construcción ética a través de la educación como un proceso de búsqueda del conocimiento, que no ofrece  promesas de premios materiales a través de una transmisión rentada de la información; a quienes luego tendrán el deber de educar y guiar, sino un compromiso ético, para sí, y en relación a la polis, no permitiéndoles “… no estar dispuestos a descender junto a aquellos prisioneros, ni participar en sus trabajos y recompensas, sean éstas insignificantes o valiosas” Platón. República. VII 519d

En este contexto, entendemos que el lugar de la Filosofía, es el lugar del deseo de conocimiento y la comprensión del todo;  la tendencia hacia el conocimiento de la unidad. A través del proceso del conocimiento, nos aproximamos a la sabiduría y con ella a la verdad. Sócrates no se consideraba sabio; pero era sí el mas sabio entre los suyos y esa es su aproximación a la verdad; una verdad que existe, que es preexistente y en la que se encuentra el sentido de unidad; es la unidad del Kosmos, de la cual deriva la multiplicidad, y desde la cual debemos  hacer un recorrido que, a través del conocimiento vuelve a reunirse con la unidad. Su función primera es poder reunir lo múltiple con lo único.

En el mundo Griego, lo múltiple es lo finito, lo inestable, lo diferente; y se da en el ámbito de lo mundano, en el ámbito de la percepción; en la caverna.

Lo real, es lo estable, lo que está,  bello, bueno y verdadero, y es hacia donde deseamos ir a través de la sabiduría. Ese deseo no es apetencia,  que se agota con la obtención de lo que queremos; es un deseo permanente, que nos mueve en forma constante a buscar la verdad y es una causa que da origen y finalidad, y aparece en Platón como una relación dialéctica y que debe ser tempranamente educada ya que “…si desde la infancia se trabajara podando en tal naturaleza lo que, con su peso plomífero y su afinidad con lo que tiene génesis y adherido por medio de la glotonería, lujuria y placeres de esa índole, inclina hacia abajo la vista del alma…” Platón. República VII. 519b. se lograría volcar la mirada de los hombres hacia lo verdadero.

Es entonces función de la Filosofía en el Mundo Griego ocuparse de la educación a fin de enseñar que los hombres deben tener por objetivo, intentar la reunión de lo múltiple en la Unidad, transitando el camino del conocimiento; y que “…de este modo el aprendizaje concerniente a la unidad, puede estar entre los que guían y vuelven el alma hacia la contemplación de lo que es”. Platón. República VII. 524e.


Podríamos concluir que ambos textos coinciden, en que el camino del conocimiento es el camino de la transformación de uno mismo, para llegar a la verdad; y ese camino se transita a través de la educación, para la cual la Filosofía es el medio mas adecuado.

Autores: Tamara Waisman y Jorge Vázquez

jueves, 26 de septiembre de 2013

¿Qué hacían mis viejos antes que los conociera?

Exactamente 9 meses antes de que naciera, mi viejo participaba de la toma de un frigoríco (En casa toda la vida se lo nombró como EL FRIGORIFICO) mi vieja, con mi abuelo, hacían el aguante en las rejas, para evitar la represión.


Nota del sitio de la CTA.

Hacia fines de 1958 el gobierno de Arturo Frondizi abandonó rápidamente su retórica de desarrollo industrial nacional para inclinarse hacia una industrialización dependiente del capital extranjero y del imperialismo.

La Argentina ingresaba a una crisis crónica de balanza de pagos y, a cambio de un préstamo del FMI, Frondizi se comprometía a la aplicación de un llamado Plan de Estabilización, basado esencialmente en la liberalización del mercado cambiario, la devaluación del peso y un enorme estímulo a la inversión extranjera mediante rebajas impositivas, permiso ilimitado para remesa de beneficios al exterior, reducción radical de tarifas aduaneras, suspensión de control de precios y restricciones comerciales.

Junto con esto, la congelación salarial, el aumento drástico de tarifas, la reducción del gasto mediante la paralización de la obra pública y el despido de la planta de empleados públicos de 40.000 agentes, además de privatizaciones en el sector petrolero, productivo y de servicios. Bah, la clásica receta del Fondo Monetario, pero que entonces sonaba novedosa...
La resistencia y la lucha contra ese plan alcanzó su pico más combativo a mediados de enero de 1959, tras la privatización del frigorífico Lisandro de la Torre.
El día 17 de enero el ejército, con tanques, desalojó a los obreros huelguistas de la planta. 

Cientos fueron encarcelados.

Una década antes que el Rosariazo y el Cordobazo, en una comuna de alcances, metodología y conciencia verdaderamente revolucionarios, el pueblo de la ciudad de Buenos Aires protagonizó una heroica gesta tras la toma por sus nueve mil obreros del frigorífico municipal Lisandro de la Torre para enfrentar a la privatización ordenada por el gobierno. 

Los objetivos, los métodos, y la organización propia de la clase trabajadora, arrastró tras de sí al barrio entero, Mataderos, que dependiente de la vida y funcionamiento de la gigantesca fábrica, se plegó en una insurrección popular inusitada, mientras millones de trabajadores participaron de la huelga general de solidaridad, impuesta por el ímpetu y la fuerza de los hechos, a la conducción vacilante de la CGT.

En el Lisandro se faenaban un millón y medio de kilos de carne vacuna por día, además de ovina y porcina. La importancia del Lisandro de la Torre para una política nacional de carnes era inmensa, pues regulaba a todos los demás, y permitía al Estado recuperar una gran cantidad de divisas provenientes de su cuota de exportación, a la vez que fijaba el precio al consumo.

Conocida la noticia de la privatización del frigorífico más grande de América latina, los trabajadores se organizaron para resistirla. La fábrica contaba con un sindicato autónomo ganado por una lista peronista de línea dura conducida por Sebastián Borro, y un poderoso y disciplinado cuerpo de delegados que funcionaba con andato democrático de asamblea. Los obreros se preparaban para rechazar la privatización.

Tenían un contraproyecto para aumentar la productividad y el rendimiento de la planta mediante la adquisición de maquinaria para la utilización y aprovechamiento del sebo, la cerda, la sangre, las pezuñas, etcétera.

Al decir de los trabajadores: -Lo único que no pudimos lograr fue una forma de industrializar el mugido.

Tenían además un argumento de hierro para justificar el mantenimiento del establecimiento en manos del Estado: el frigorífico había servido como un enorme freno contra las empresas monopólicas. El 14 de enero, sin embargo, se sanciona la ley de privatización. Una asamblea de los trabajadores decide la toma y el paro por tiempo indeterminado. Se pide a las 62 Organizaciones, además, que convoque a un paro general. Se forman grupos de obreros para cuidar la maquinaria, evitar sabotajes y atender a los animales.

Previendo la posible represión y basados en experiencias anteriores, organizan la defensa: mantener la caldera encendida para resistir con mangueras de agua caliente; apostar un grupo de obreros para largar la hacienda acumulada si entraban a desalojarlos. Otra comisión visita comercios y vecinos buscando ayuda solidaria. Dos horas después de tomado el frigorífico, decenas de miles de personas rodean la planta en señal solidaria. Durante toda la jornada la fábrica será el centro organizador: estudiantes, vecinos, familiares, comerciantes, todos participarán. La prensa nacional se apostaba en la entrada, ante el portón en el que se cuelga una bandera que reza -En defensa del patrimonio nacional.

Ante la proclama de la huelga, el Comando Nacional de la Resistencia peronista, a través de John William Cooke, declaraba: -Los agentes del imperialismo, desde los cargos oficiales, utilizan el monopolio de la propaganda para atribuir a la huela general los móviles más aviesos y las complicidades más absurdas.

(...) Esta huelga es política, en el sentido de que obedece a móviles más amplios y trascendentes que un aumento de salarios o una fijación de jornada laboral.

Aquí se lucha por el futuro de la clase trabajadora y por el futuro de la nación. Los obreros argentinos no desean ver a su patria sumida en la indignidad colonial, juguete de los designios de los imperialismos en lucha. (...) En un país sometido al capital foráneo, no hay posibilidades de desarrollo nacional. Tampoco puede existir una justa participación de la clase trabajadora en la conducción política, ni en el reparto del producto social. (...) Si los medios de lucha que ha usado no son del agrado de los personajes que detentan posiciones oficiales, les recordamos que los ciudadanos no tienen posibilidad de expresarse democráticamente y deben alternar entre persecuciones policiales y elecciones fraudulentas. No es posible proscribir al pueblo de los asuntos nacionales y luego pretender que acepte pasivamente el atropello de sus libertades, a sus intereses materiales y a la soberanía argentina. No sé si este movimiento de protesta es -subversivo-eso es cuestión de terminología, y en los países coloniales son las oligarquías las que manejan el diccionario.

(...) Por ello el pueblo está en su derecho de apelar a todos los recursos y a toda clase de lucha para  impedir que siga adelante el siniestro plan entreguista.
Como representante de Frondizi, el jefe de la Policía Federal, el capitán Ezequiel Niceto, negocia con los obreros y les conmina a que reanuden el trabajo. Les sugería además que pensaran en hacer una cooperativa para arrendar el frigorífico. Los obreros rechazan la propuesta. Al día siguiente se comunica la decisión gubernamental: -Si se mantiene la huelga y la ocupación, el Poder Ejecutivo actuará con toda decisión y energía. Los representantes obreros responden: -(...) el gremio ha decretado la huelga en una asamblea, y nosotros, que somos los representantes del gremio, la haremos cumplir hasta que sea derogada la ley. A la medianoche del día 16, el Ministerio de Trabajo declara ilegal el paro y ordena desalojar el establecimiento a las 3 horas del día 17 de enero.
Se desencadena la represión.

Los piquetes obreros colocados en cada esquina dan la alarma. A la madrugada, veintidós ómnibus cargados de agentes federales se aproximan al frigorífico.

La fuerza represiva sumaba 2.000 hombres. Un tanque militar atropella el portón de la entrada y comienzan los bombazos. Más de 6.000 obreros reunidos alrededor del mástil en el patio de la planta, comienzan a cantar el himno nacional. (-Si en ese momento la gente hubiera tenido algo en la mano no sé lo que hubiera sido capaz de hacer. ¡Realmente era un sentimiento de odio y de bronca! [...] Un ladrillo, cualquier cosa querían tirarle al tanque, cualquier cosa...). Algunos corren a refugiarse de las balas y gases policiales; otros, cuchillo en mano, se abalanzan contra la policía.
Quienes tenían la misión de largar la hacienda lo intentan en vano.

En la huelga de 1948 las largamos y fue una estampida de decenas de miles de cabezas que se llevaba todo por delante, no quedaba nadie, ni policías ni nosotros. En cambio en el 59 salieron, pero al trotecito, y se pusieron a comer el pasto de las veredas: parece que las vacas también habían hecho su experiencia.... Luego de largas horas de una heroica resistencia, los obreros finalmente serán desalojados.

Las 62 Organizaciones, al frente de la CGT, decretan el paro nacional.

Sin organizar la medida y sin tomar ninguna precaución, los dirigentes vuelven a sus respectivos sindicatos. Al llegar, uno a uno serán detenidos: la burocracia se quitaba así de encima la responsabilidad de garantizar el paro que había declarado.

La huelga quedó en manos de nuevos y jóvenes dirigentes. A pesar de la ausencia de dirigentes de primer nivel, el paro se siente fuerte en todo el país. Fue la primera huelga general por tiempo indeterminado de la historia nacional. Los trabajadores de los frigoríficos privados Swift y Armour se pliegan a la huelga con una combatividad tal que el gobierno sólo pudo detenerla mediante una brutal militarización y represión en toda la zona.

El vicepresidente José María Guido, a cargo del Ejecutivo por ausencia del presidente, se dispone a movilizar a las Fuerzas Armadas mientras los medios de comunicación anunciaban la posible aplicación del Plan Conintes (mediante el cual el gobierno movilizaba al aparato represivo de las Fuerzas Armadas ante casos de CONmoción INterior del EStado, y determinaba el juicio a civiles por tribunales militares).

Tras el desalojo, el enfrentamiento se trasladó al corazón del barrio de Mataderos. 

Durante cinco días, militantes, obreros, vecinos y comerciantes se enfrentaron a la policía ¡y al ejército! en feroces  batallas con características de insurrección urbana.

La clase obrera de la zona se transformó en el dirigente espiritual de la población vecina. Era la industria frigorífica predominante quien gobernaba y ordenaba la existencia misma de todo ese complejo urbano.

Los lazos informales de la familia, la vecindad y el lugar de trabajo adquirieron una potente homogeneidad, reforzada en su máxima expresión cuando el Estado y su aparato represivo se aprestó a atacarlos. Estos lazos primarios fueron los que comenzaron de entrada a proveer la seguridad y defensa a los obreros y activistas en un plano que ninguna organización formal podía igualar.

El barrio vivió una conmoción: en la calle, ¡con las manos!, se levantaron las vías del tranvía. Se hicieron barricadas arrancando el adoquinado, se derribaron árboles, se acumulaba madera, se prendía fuego. Participaba todo el mundo, los obreros, los militantes, los familiares y los vecinos. Inclusive los comercios se adhirieron, porque era una lucha que le pertenecía a todo Mataderos.

Durante la noche, los propios vecinos, junto a los obreros, cortaban la iluminación para impedir el ingreso de la policía. Los trabajadores de las inmensas fábricas vecinas, Pirelli y Federal, se unieron a los del frigorífico.

Finalmente, toda esta enorme energía será desarticulada.

El frigorífico será privatizado a mediados de 1960 y entregado a la CAP (Corporación Argentina de Productores de carne), que lo mantendría durante años con suculentos subsidios del Estado. (El complejo se le vendió a la CAP en 380 millones y se le dieron 500 millones para reconvertirlo; sin embargo, la CAP sólo terminó pagando en concepto de compra, de esos 500, 38 millones: todo una anticipación del modus operandi de los 90). Más de cinco mil obreros quedarían en la calle y sus dirigentes fueron detenidos.

El control que la organización obrera había ejercido sobre la producción fue progresivamente debilitado y nuevas condiciones de productividad fueron impuestas.

La represión, el aislamiento y el abandono de la conducción sindical debilitaron al movimiento huelguístico. La burocracia sindical peronista levantó la huelga replegada tras las espaldas del gobierno, temerosa de perder las tibias prebendas cedidas por Frondizi y de la energía con que la clase trabajadora, arrastrando a la mayoría de los sectores populares, tomaba en sus propias manos la lucha contra el plan de entrega reaccionario y la defensa de lo nacional.

A pesar de todo, el proyecto desarrollista de Frondizi quedó definitivamente en el basurero de la historia, pero la resistencia de los obreros del Lisandro de la Torre permanecerá por siempre en la memoria histórica de los trabajadores argentinos.