lunes, 21 de octubre de 2013

Cuando la Cultura y la Educación, no igualan, y reproducen la desigualdad

Reseña

Los Herederos - Los Estudiantes y la Cultura
Capítulos 1 – 2 – 3 y Conclusión

Pierre Bourdieu – Jean-Claude Passeron

El texto de  1964 está contextualizado en Francia y  enfocado hacia la percepción de la cultura o el conocimiento en la década del ´60;  en el que en  un trabajo de investigación empírica, los autores proponen reflexiones teóricas a partir de los datos y resultados de la investigación; sobre el sistema universitario, y su relación con la creencia de que sirve a la movilidad social ascendente.

En el Capítulo La Elección de los Elegidos, afirman ya en la elección del título que lo que abordan es un proceso en el cual ya hay manifiestas diferencias entre los estudiantes y sus posibilidades de ingresar al sistema universitario, desde el inicio mismo de ese proceso; que a partir de los datos empíricos, reafirman este concepto de desigualdad, en que por ejemplo y de manera general dan cifras en las que se ven reflejadas las posibilidades de ingreso de un joven proveniente de las clases altas, en 80 veces mayores a las de alguien que proviene de una clase asalariada rural, y 40 veces superiores a los de un joven que provenga de un hogar obrero.

De esta manera, desde el inicio del trabajo, los autores remarcan que; lejos de la creencia de que la cultura y el acceso a la universidad son vehículos de movilidad social ascendente; son mecanismos que reafirman y reproducen las desigualdades sociales.

Desde otra perspectiva, Pierre Bourdieu y J.Claude Passaron, marcan posición en relación a esta última temática; presentando al culturalismo como una dimensión diferente al economicismos como factor determinante de las desigualdades sociales; no oponiendo un enfoque al otro sino presentándolos como factores concomitantes; por lo que expresan una crítica al economicismo en tanto sostienen algunos autores de que es fenómeno determinante.

Puesto así, se puede entender que hay una propuesta hacia la reflexión de las diferentes dimensiones de lo económico y lo cultural y sobre todo, a las relaciones entre uno y otro campo.

Ponen en juego también los autores, la noción de origen social, que se puede utilizar como una categoría analítica para establecer diferencias entre los estudiantes y; siendo así, abriría también la perspectiva de ver al conjunto de los estudiantes de Francia, no como un grupo homogéneo,  monolítico, es decir como “estudiantado” sin diferencias entre sí, y obliga a una mirada de los estudiantes, en sus similitudes pero también en sus diferencias, y entienden que el origen social es el factor principal de diferenciación entre los estudiantes; por encima incluso de otros factores como el origen geográfico, o religioso; pasando también por otro tipo de diferencias que tienen que ver con lo ideológico; aunque en este punto mencionan que está muy ligado al factor religioso, fundamentalmente entre los estudiantes católicos y no católicos.

Concluyen en este punto en que “De todos los factores de diferenciación, el origen social es sin duda el que ejerce mayor influencia sobre el medio estudiantil, mayor en todo caso que el sexo y la edad y sobre todo mas que tal o cual factor claramente percibido, la filiación religiosa, por ejemplo”. (p.23)

Determinado el origen social como el principal factor de diferenciación entre los estudiantes, los autores se proponen mostrar como se manifiesta este origen social en la vida académica de los estudiantes; en primer término en las barreras de entrada que el origen social impone a los aspirantes a ingresar a la universidad; en segundo término, en que los estudiantes de sectores mas humildes tienen un promedio de retraso mayor que los provenientes de estamentos mas altos de la sociedad, en relación a los “programas ideales” de estudio, esto remite a que hay diferencias en los desempeños académicos de los estudiantes según las distintas clases sociales, con esto los autores pueden relacionar Desempeño Académico – Origen Social.

Los autores hacen referencia a la “Ideología del Don”, en la que encuentran uno de los factores de reproducción de las diferencias culturales mas importantes, naturalizando desigualdades propias de la condición social y su consecuencia cultural en aspectos propios de la naturaleza de los individuos.

Asimismo se refieren a la “Ideología carismática” como parte de la naturalización de las desigualdades sociales y vinculan ambas como una suerte de relación en la que “juegan” alumnos de clases sociales mas altas con determinados profesores que, en la misma lógica del don, se ven asimismos dentro del sistema educativo como un fin, mas que como un medio para apoyar el aprendizaje de los estudiantes.

El planteo teórico es también que desde la institución hay una lógica de individualismo en los estudiantes que se refleja en una competencia individual, la cual mas allá de las prácticas en común que puedan tener, no permite hablar de un colectivo homogéneo del estudiantado. Esto también se proyecta a través de los estudiantes, en tanto futuros profesionales, docentes, especialistas; en que la universidad también es funcional a la lógica mas general del sistema; que prioriza y realza el individualismo por sobre el conjunto.

Con este análisis concluyen en que el sistema que, se basa en la igualdad formal de todos los estudiantes, no puede reconocer otras desigualdades que aquellas que se pueden adjudicar a dones o talentos en el plano individual.

Finalmente los autores proponen una suerte de propuesta en la intención de tomar la realidad planteada con el objetivo de una transformación deseable, no obstante esta propuesta no está mas que esbozada en términos generales, sin una argumentación de base sólida ni propuestas de metodología de aplicación; teniendo en cuenta que, como los propios autores definen no es un problema del campo de la cultura, ni de la educación en general o de la educación universitaria en particular; ellos mismo han argumentado que es funcional a la reproducción mas general del sistema, por cuanto abordar una transformación implicaría cuanto menos la discusión teórica y metodológica necesaria para poder llevarla adelante; pero aún y resaltado este punto, introducen la idea de buscar alternativas que “…serían un progreso en el sentido de la equidad…” (p.113), incorporando la idea de equidad en contraposición a la de igualdad, entendida en el sentido formal que, garantiza y reproduce las desigualdades sociales.


Luego cierran esta idea observando que, no tendría mayores efectos una democratización real de la enseñanza, si no se cuenta con un sistema pedagógico racional que se plantee atacar  desde el jardín de infantes hasta la universidad, las causas que favorecen la desigualdad social y su correlato cultural.

sábado, 5 de octubre de 2013

Desnaturalizar Relaciones

Reseña -El Capital – Crítica de la Economía Política 
Libro I – El proceso de Producción de Capital
Capítulo I – La Mercancía

Karl Marx (1867)

Karl Marx (1818-1883) escribe El Capital, cuyo su primer libro, editado en 1867 es el único que escribe solo, ya que los libros II y III; fueron escritos en conjunto con Friedrich Engels (1820 -1895); y en el que se propone hacer una crítica de la economía política tal como expresa en el propio título.

Pone en discusión no son los aspectos puramente económicos del capitalismo y sus relaciones de producción, sino el ocultamiento que, a través de la economía política se hace de esas relaciones de producción y, fundamentalmente, lo que en ellas está naturalizado, las relaciones de explotación del hombre por el hombre; de una minoría capitalista a una inmensa mayoría asalariada, proletaria; de las relaciones de poder y de las formas que esas relaciones adquieren en la sociedad burguesa.

Propone abordar esa crítica con un método, analizar la forma mínima de expresión del modo de producción capitalista, que identifica en la mercancía, y que define como la forma en que se materializa el resultado de esa relación de producción.

Con este propósito establece conceptos o categorías analíticas que permitan comprender y desnaturalizar las relaciones que están ocultas en las mercancías; y comienza con valor de uso haciendo mención general a las necesidades humanas, independientemente del tipo que éstas sean, el proceso de satisfacción de esas necesidades y concluyendo que “La utilidad de una cosa hace de ella un valor de uso” (pag. 44), sirviéndose para esta definición de una obra de John Locke de 1691.

No obstante resalta otro aspecto, advierte que el valor de uso se efectiviza únicamente en el uso o el consumo; y en ese proceso las mercancías son a la vez portadoras de un valor de cambio. Para ampliar este concepto remarca que el valor de cambio se presenta siempre como una relación cuantitativa, que está en permanente estado de modificación a través del tiempo y el espacio; y agrega que independientemente de la cantidad de valor de cambio que tenga una mercancía, siempre se presenta en relación a una cantidad de valor de cambio de otra mercancía.

De manera que, las mercancías en tanto valor de uso, siempre son diferentes en cuanto a calidad; mientras que en tanto valores de cambio, van a ser diferentes en cuanto a la cantidad.

En la consideración de que el valor de cambio es la forma de expresarse el valor en una mercancía; hace de este concepto a su vez un análisis de su conformación; análisis cuyo proceso pasas por extraer a la mercancía su valor de uso, y con ello se abstrae también el trabajo humano que la transformó para su uso, quedando simplemente una cantidad de trabajo abstracto; ese gasto de trabajo indiferenciado es el valor; y se manifiesta en la relación de intercambio de las mercancías, o en lo que define como valor de cambio.

Según Marx, el valor se mide por su magnitud, y esta es la cantidad de trabajo socialmente necesario, es decir lo que la sociedad “valida” como el tiempo de trabajo promedio necesario para la producción de una determinada mercancía; esa magnitud para Marx, tiene historicidad, es decir un contexto concreto y específico, que al variar, hará variar la magnitud de trabajo necesaria.

Al hacer esta definición Marx, no está presentando una visión específicamente económica de realidad, o una cuestión estrictamente política; lo que establece es una mirada conceptual abarcadora de múltiples aspectos en los que se presentan las relaciones en el capitalismo, es una mirada sociológica; y de la cual surge también que la fuerza de trabajo, es en el capitalismo una mercancía mas; la cual como tal debe tener un valor de uso, y ese valor de uso es generar mas valor y plus valor.

Otro concepto que introduce en el análisis es el de las fuerzas productivas que, al estar condicionadas por su historicidad, hacen que variando las condiciones de producción con la misma magnitud de trabajo, se obtengan diferentes resultados; de manera que la magnitud de trabajo necesaria para mantener resultados en la producción en contextos donde las fuerzas productivas decrecen, será mayor.

En el progreso del análisis Marx parte de la unidad mercancía, y a través de un proceso de desocultamiento de las relaciones de producción, demuestra los aspectos mas generales de la sociedad burguesa y el capitalismo, y luego vuelve al análisis de la unidad mercancía, a la que ya analiza desde una perspectiva completamente diferente que en su inicio; para seguir profundizando la desnaturalización y llegar a nuevos rasgos en ella naturalizada; y así introduce nuevos conceptos como forma simple o singular de valor, en el desarrollo del cual presenta a su vez el de la forma relativa de valor y forma equivalente de valor, de la cuales hace una detallada caracterización y definición.

El otro concepto que introduce respecto  a las formas de valor, es el de forma total o desplegada de valor; para cuyo análisis vuelo a presentar categorías analíticas, entre ellas: forma relativa de valor desplegada, forma particular de equivalente, y a partir de este análisis propone como una forma inacabada a la forma total o desplegada de valor hasta llegar a la forma general de valor.

Del continuo proceso de establecer relaciones, llega a la transición de la forma general de valor a la forma de dinero; que define como la mercancía de forma equivalente general, de la cual el oro en una mas de esas mercancías al igual que otras y que poco a poco pasó de ser un equivalente singular, pasó a ser un equivalente general, con lo cual “solo  a partir del momento en que ya se ha convertido en tal mercancía dineraria; …..la forma general de valor llega a convertirse en forma de dinero”. (pag. 86)

Avanzado ya en el análisis de lo que está “naturalizado” en la mercancía, entiende que respecto a su valor de uso, la mercancía parece una cosa simple, que no presente mayor dificultad o complejidad para su comprensión; “pero no bien entra en escena como mercancía, se trasmuta en cosa sensorialmente incomprensible”. (pag. 87)

En la pregunta sobre de donde proviene el carácter fetichista de la mercancía y su secreto, Marx propone que, del análisis previo de mercancía surge que la forma de relación entre los hombres, adquieren una forma de relación entre cosas.

De esta forma, los hombres al equiparar mercancías entre sí, están equiparando recíprocamente sus trabajos, que son específicos y diferentes; pero lo están comparando como trabajo humano en tanto mercancía.

Finalmente desarrolla una serie de supuestos a los que da respuesta con la argumentación que surge del análisis hecho respecto de las mercancías y, concluye en que esta forma mística en que se presentan las mercancías solo será pasible de ser aclarada en procesos de producción integrados por hombres libremente asociados que sometan el propio proceso productivo a una permanente planificación y control; cuya base material de desarrollo será producto de una evolución.

jueves, 3 de octubre de 2013

Gramsci y las Historietas Mafalda - La construcción de sentido contra hegemónico

Carlos Eduardo Rebuá Oliveira

Mestrando do Programa de Pós-Graduação em Educação da UERJ (Proped)


Bolsista do Conselho Nacional de Desenvolvimento Científico e Tecnológico (CNPq)

Traducción: Jorge Vázquez



Resumen

A pesar de la reciente proliferación de trabajos acerca de las historietas y su relación con la educación, estudiarlas en las aulas todavía representa una difícil tarea; no sólo por que la bibliografía académica es aún incipiente, sino sobre todo por la dificultad de discutir este tipo de lenguaje, sin incurrir en el mecanicismo, en el utilitarismo, o en otras palabras, abordar el estudio de las historietas encasillándolas en la categoría de “herramienta”, una especie de “as en la manga” del profesor.

Teniendo como base el concepto de hegemonía en Gramsci, sobre todo la noción contra hegemónica, buscamos analizar Mafalda, un obra del caricaturista argentino Quino, en la enseñanza de Historia, a partir de lo que llamamos “Crítica Mafaldiana” de los elementos característicos de la sociedad burguesa. Es objetivo fundamental de la investigación,  identificar en que medida es posible, a partir de la crítica “Mafaldiana”, construir , colectivamente, sentidos contra hegemónicos en las aulas.

En términos metodológicos, fueron seleccionadas dos tiras de Mafalda, presentes en la totalidad de la obra de Mafalda, con la intención de subsidiar las reflexiones aquí esbozadas. La restricción del espacio impidió el análisis de mayor cantidad de  tiras.

La hegemonía en Gramsci.

Si el concepto de hegemonía es uno de los mas difíciles de definir dentro del pensamiento marxista, habiendo sido interpretado como liderazgo y/o como dominio, será con Antonio Gramsci (1891 – 1937) que tal concepto alcanzará su pleno desarrollo como concepto marxista.

Considerado por muchos estudiosos de Gramsci, su concepto clave en su mayor contribución a la teoría marxista, la “hegemonía gramsciana” era aún un concepto poco desarrollado antes de que fuera privado de su libertad, por parte del Estado fascista, en 1926. De la concepción previa a la cárcel de hegemonía, como una estrategia de la clase obrera y un sistema de alianzas que los obreros deben llevar adelante, con el objeto de derribar al Estado burgués, Gramsci pasa a comprender la hegemonía, ya en sus anotaciones en la cárcel (que darían luego origen a su mayor obra, Los Cuadernos), como el modo por el cual la burguesía establece y mantiene su dominación (hegemonía con proyecto de clase). Analizando históricamente la Revolución Francesa y el Resurgimiento Italiano, Gramsci busca entender como se construye en estos países la llegada de la burguesía al poder y sobre todo, el mantenimiento de este poder, definiendo el Estado, a partir principalmente de Maquiavelo, como fuerza mas consentimiento, coerción mas consenso, sociedad política mas sociedad civil.

Gramsci amplía la teoría leninista del Estado, defendiendo que la hegemonía no se reduce a la fuerza económica y militar, sino que resulta de un batallar constante por la conquista del consenso en el conjunto de la sociedad (grupos subalternos y grupos aliados). Según el pensador sardo, la hegemonía corresponde al liderazgo cultural e ideológico de una clase, por sobre las demás, presuponiendo la capacidad de un bloque histórico (alianza de clases y fracciones de clases duradera y amplia) de dirigir moral y culturalmente, de forma sustentada, a toda la sociedad (Moraes, 2009, p.35). Por lo tanto, es imposible pensar la hegemonía sin pensar en la lucha de clases:

Hablar de hegemonía y contra hegemonía es pensar en los antagonismos entre las clases sociales que, a partir de su posición dominante o subalterna en el interior de la sociedad y del Estado de clases, ejercen, sufren y disputan permanentemente el poder. (Dantas, 2008, p.91)

Como categoría dinámica, la hegemonía presupone negociaciones, compromisos, renuncias por parte del grupo dirigente si se pretende hegemónico. La base material de la hegemonía es construida a partir de las concesiones y reformas, con las cuales se mantiene el liderazgo de una clase (o fracciones de clase) y por las cuales, otras clases (alidadas o subordinadas) ven sus reivindicaciones atendidas. Para Gramsci, la hegemonía no puede ser garantizada sin considerar las demandas mínimas de los “de abajo”, siendo fundamental para la clase dirigente saber ceder, saber realizar sacrificios en el intento de preservar este inestable equilibrio de fuerzas (Gramsci, 2002, vol. 3, p. 47).

No obstante, el comunista italiano reitera que estas cuestiones son siempre asimétricas, o sea, que existe un grupo que dirige y otros que son dirigidos, luego, la renuncia (concesiones) de la clase hegemónica no puede nunca permitir un desequilibrio en su relación con la clase subalterna, y menos aún, un desequilibrio a nivel estructural (Ibidem, pp. 47-48)

Un referente en el estudio de la hegemonía en Gramsci, Luciano Gruppi defiende que el marxista italiano presenta este concepto en toda su plenitud, o sea, “como algo que opera no sólo sobre la estructura económica y sobre la organización política de la sociedad, sino también sobre el modo de pensar, sobre la orientación ideológica e inclusive sobre el modo de conocimiento” (Gruppi 1978, p. 3).

En otras palabras, Gruppi destaca que la hegemonía sólo es posible si el liderazgo de una clase se da también en el plano de la superestructura (en una mirada marxista mas ortodoxa), si es un liderazgo cultural e ideológico que produce consenso y adhesión a su agenda. No basta la acción coercitiva si el objetivo es un dominio por completo, un dominio hegemónico.
Finalizando, es imprescindible puntualizar que las formas de hegemonía no son siempre las mismas, variando de acuerdo con la naturaleza de las fuerzas que la ejercen. (Moraes, op. Cit., p.36), y que la hegemonía nunca es “completa”, el poder de una clase nunca esta garantizado completamente. Y reafirmando lo que mencionamos anteriormente: es imposible desvincular la cuestión de la lucha de clases de la discusión hegemónica, algo bastante común hoy en día, en los diversos procesos de “domesticación” de Gramsci.

Mafalda y su banda

Creada en 1964 (inicialmente para una propaganda de una marca de electrodomésticos), Mafalda es el personaje de historietas, mas popular de Argentina y uno de los mas conocidos en el mundo. Su corta trayectoria va de 1964 a 1973, a través de tres publicaciones: Siete Días Ilustrados, Primera Plana y El Mundo.

Los interlocutores de Mafalda también representan personajes extremadamente ricos, como por ejemplo, Susanita, la “burguesita” graciosa, egoísta y peleadora, cuyo principal proyecto de vida es casarse y tener hijos; Felipe, el soñador de imaginación fértil, mostrado en las historietas, perezoso, tímido y al que no le gusta ir a la escuela; Manolito, el pequeño empresario de la banda, ambicioso, bruto, materialista y que sueña con ser dueño de una cadena de supermercados! Complementan la banda el simpático Miguelito, un filósofo vanidoso al extremo que desea el estrellato mas que todo; la pequeña Libertad, una miniatura de Mafalda, hija de hippies y entusiasta de las revoluciones; Guille, el hermano menor de Mafalda, quien frecuentemente la sorprende con sus ”transgresiones”; y los padres de Mafalda, típico matrimonio de clase media latinoamericana, pasivos, limitados intelectualmente y endeudados.

La filósofa de seis años invocada, utópica y cuestionadora de las injusticias del mundo, libertaria, politizada, fan de los Beatles y contraria a cualquier tipo de sopa, dialoga con diversas fajas etáreas y clases sociales, siendo bastante utilizada en libros didácticos, sean de Gramática, Historia, Geografía o Filosofía.

El personaje de Quino construyó su discurso, en gran parte de las historietas, de dos formas: 
a partir del cuestionamiento a los adultos (generalmente sus padres), en la intención de dirimir las dudas que le quitan el sueño, o en la interacción con los otros personajes, de la misma edad, buscando entender el mundo que los rodea (¿por qué, existen guerras? ¿por qué la madre trabaja en casa y el padre no?) a partir de las referencias de que disponen.

Obviamente Mafalda, no es una historieta infantil, sino que está dialogando directamente con un público mayoritariamente adolescente y adulto. De esta forma, el personaje de Quino oscila muchas veces entre la caracterización de una criatura típica, con todo lo que le puede ser atribuido (miedo, ingenuidad, dependencia de los padres), y una criatura excepcionalmente lúcida, crítica y profunda conocedora de la realidad en la cual está inserta, que discute de igual a igual con personas mayores, la mayoría de las veces colocándolas en posición de “jaque mate”.

Luego de ser consultado si es posible modificar algo a través del humor, Quino afirmó cierta vez: “No. Creo que no. Pero ayuda. Es aquel pequeño grano de arena con el cual contribuimos para que las cosas cambien”.  A pesar de la respuesta categórica, es un hecho que la obra de Quino contribuyó (y contribuye) bastante para la crítica del sentido común, para la politización a través del arte y, sobre todo, para una lectura de las décadas de 1960 y 1970 que, lejos de ser neutra o contemplativa, se posiciona y cuestiona en todo momento los hechos, las costumbres, a partir de la visión que Quino tiene del mundo, visión que, a pesar de no romper con la sociedad de clases, ni tampoco defender la supresión del capital, en muchas circunstancias posibilita lecturas contra hegemónicas de la realidad. Mas adelante retomaremos este punto.

La crítica "Mafaldiana"  a los elementos  característicos de la sociedad burguesa


(Tira 1 – La Democracia)